Estamos viviendo un momento donde la economía global se encuentra en recesión como consecuencia de la pandemia por COVID-19. La mayoría quieren que esta cuarentena finalice y todo vuelva a la normalidad tal y como lo era antes de que se declarara la contingencia sanitaria por Coronavirus.
Nos hemos visto obligados a cambiar nuestro estilo de vida de forma radical. Hay quienes estaban preparados para este tipo de cambio. Otros cuantos no estaban preparados pero se adaptaron rápidamente. Y hay algunos que no han logrado adaptarse a las exigencias de esta crisis sanitaria ya que su actividad económica se vio directamente afectada por lo que tienen la opción de esperar a que esto termine o migrar a otra actividad durante este tiempo, lo que abre a la posibilidad de que después de esto incluso prefieran no volver a su actividad anterior. Sin duda esta situación ha traído como resultado que la mayoría de mexicanos exploren áreas de oportunidad mucho antes de lo que tenían pensado y puede que este cambio no sea tan temporal como esperamos. Será necesario adaptarnos a nuevas prácticas, rutinas y estilos de vida que llegaron para quedarse. Muy distintos al tiempo antes del Coronavirus.
Nuevos hábitos de consumo, de comunicación y de desarrollo personal han surgido, para muchos llegó el día de leer ese libro que habían postergado, de tomar ese curso que algún día tomarían, de hacer ejercicio o (irónicamente) de estar más cerca de los seres queridos, aunque ellos se encuentren a kilómetros de distancia. Es inevitable mencionar que una de las áreas a las que esta situación impactó es la forma de laborar ya que se ha aprovechado más que nunca el enorme abanico de herramientas digitales y tecnológicas que siempre ha estado presente para apalancarse e incrementar la productividad.
La crisis económica del 2008 nos llevó a cambiar los mismos hábitos antes mencionados, pero no solo a nivel personal sino también a nivel empresarial. Las organizaciones se vieron en la necesidad de adaptarse a la situación económica y modificar radicalmente sus operaciones e inversiones. Es así como se propagaron los espacios colaborativos o “coworking”. Parece ser que estamos viviendo nuevamente la transición a una nueva etapa en cuanto a lo que conocemos como espacios laborales. Posterior a la crisis del 2008 se levantaron con fuerza alunas empresas para posicionarse como líderes a nivel global en espacios de coworking aprovechando la oportunidad de atender la demanda del mercado en ese tiempo con un revolucionario concepto de laborar, mismas empresas que al día de hoy se encuentran al borde de hundirse luchando por sobrevivir en esta nueva transición, incluso hay quienes hablan que tras esta crisis estamos por ver el final de algunas de estas empresas especializadas en espacios compartidos.
Sin conocer lo que ocurriría, el año pasado se aprobó en la LFT (Ley Federal del Trabajo) el teletrabajo o homeoffice como un derecho para los trabajadores en México. A pesar de esto sólo 2 de cada 10 empresas lo habían puesto en práctica (Mayormente empresas transnacionales), siendo que una investigación realizada por la Secretaria del Trabajo revela que el 70% de las actividades laborales de las empresas en la actualidad pueden realizarse de manera remota. Según un artículo publicado por FORBES, en ciudad de México se ha reportado un incremento en la productividad en un 28% trabajando de manera remota en comparación al trabajo en oficinas.
Es incierto el tiempo que tomará todo en estabilizarse, lo que es una realidad es que la adaptación es una necesidad para mantenerse de pie y salir adelante ante esta crisis global.
Referencias
https://www.workdesign.com/2017/03/post-recession-rise-coworking/
https://www.forbes.com.mx/home-office-aumenta-28-la-productividad-de-las-empresas/
https://politica.expansion.mx/congreso/2019/06/20/sera-ley-el-home-office-esto-es-lo-que-aprobo-el-senado
https://www.milenio.com/politica/comunidad/home-office-mexico-2-10-empresas-unam
https://www.forbes.com.mx/coronavirus-crisis-wework/