Al inicio de la cuarentena surgieron especulaciones respecto a la forma de trabajar en la post-pandemia. Se escuchó que las personas “ya no iban a querer volver a trabajar en oficinas”, “el home office va a permanecer”, “se requerirán menos m2 de oficinas”.
Con la llegada de la laptop y su “Boom” dentro de los espacios laborales hace poco más de una década, se llegó a pensar que los espacios de trabajo en oficinas desaparecerían pronto ya que con equipos portátiles se tendría la “libertad” de trabajar en cualquier lugar dejando a un lado estar dentro de una oficina. Ese momento nunca llegó y la oficina prevalece.
Ésta es la realidad
Con la experiencia trabajando desde casa durante estos meses, más de uno llegó a la conclusión de que el – tan anhelado- Home Office no es tan perfecto como lo imaginaban, pero ¿A qué se debe esto? Se atribuye en parte a que en esta ocasión no lo eligieron, sino que fue hasta cierto punto impuesto. Además, no todos contaban en sus casas con todas las herramientas necesarias y un espacio de trabajo adecuado para trabajar desde casa. Resultó que el dulce hogar en el que conviven con sus familias y llegan a descansar no es necesariamente el mejor lugar para concentrarse y ser más productivos. Adicional a esto, con las escuelas cerradas, muchos cuentan con pequeñas visitas ocasionales a sus espacios de trabajo exigiendo atenciones. Este espacio de trabajo puede ser un cuarto de estudio, pero en otros casos es una mesa en la sala o cocina rodeados de una familia que convive desde hace algunas semanas en confinamiento.
Pocos tienen la dicha de contar en sus hogares con espacios verdaderamente óptimos, con elementos ergonómicos y adecuados para ser más productivos. Aun contando con espacios así, en este tiempo de pandemia se han presentado la incertidumbre económica y el desgaste emocional buscando entender los límites más saludables entre la vida personal y los compromisos laborales. La oficina era el lugar donde se quedaban las tareas y documentos pendientes para el siguiente día. Trabajando desde casa los pendientes se quedan ahí mismo, a sólo un cuarto o un piso de distancia junto con la tentación de caer en una -poco saludable- productividad obsesiva.
Laura M. Giurge y Vannessa K. Bohns en su artículo publicado para The Harvard Business Review hablan del “WFH Burnout” (Work From Home Burnout– Agotamiento por Trabajo Desde Casa), argumentando que en home office “las líneas entre el trabajo y el no trabajo se difuminan de formas nuevas e inusuales”.
Necesitamos compañía
Las personas somos por naturaleza seres sociales. La frialdad de la comunicación a través de mensajes, correos, e incluso las videoconferencias, dejan un sentido de soledad. Este tipo de interacción no se compara con la llegada a una oficina saludando a todos (o a unos cuantos), las pequeñas conversaciones en el elevador, los chistes mientras preparas un café, el contacto visual en el camino hacia el sanitario, o la palmadita de un compañero que pasa junto a tu lugar de trabajo. Desde casa el horario laboral llega a su fin y no hay alguien de quien despedirse.
En pleno 2008, cuando EEUU comenzó a sustituir las computadoras de escritorio por laptops en las oficinas y los espacios de coworking tomaban su mayor auge, Dan Fost redactó para el New York Times un artículo sobre esta revolución de trabajo fuera de la oficina donde reconoce que a las personas “les gusta trabajar de forma independiente, pero son menos efectivos cuando se sienten solos en casa.” Una afirmación nada distinta a la realidad que se vive al día de hoy. Dan citó lo siguiente en ese mismo artículo a Laura Forlano, quien estudió a las personas que trabajan en oficinas comunales y cafeterías: “Incluso las personas que son antisociales sienten la necesidad de estar cerca de otras personas durante al menos parte del día mientras están trabajando”.
Nuevos parámetros
Esta experiencia nos ha enseñado a priorizar actividades, gastos y tiempo, pero sobre todo nos dejó en claro que la oficina se ha convertido en ese lugar donde podemos separar física y mentalmente lo laboral de lo personal. Hace falta sólo observar el crecimiento de los espacios de coworking en un entorno donde también es posible elegir home office.
Es muy seguro que las oficinas van a continuar a pesar de la pandemia, sin embargo, fue un agente que abrió la oportunidad a que muchas empresas conocieran el home office con todos sus pros y contras desde su propia experiencia.
El mejor modelo de trabajo es optar por un modelo híbrido combinando trabajo en oficinas con trabajo remoto que varía según las necesidades específicas de cada empresa. Los principales cambios que esperamos ver como consecuencia de este confinamiento es sin duda un mayor número de áreas dinámicas que estarán por el momento promoviendo distancias prudentes entre colaboradores; flujos en pasillos, entradas y salidas controlados con indicaciones, señalización y horarios escalados; y puntos de contacto adaptados a estas nuevas necesidades de higiene.
El objetivo al desarrollar oficinas y modelos de trabajo ha sido siempre el mismo: obtener la mayor productividad y rentabilidad. Esto se ha ido redescubriendo y ha evolucionado con el paso del tiempo hasta apuntar a lo que hoy se ha convertido en la directriz: procurar el bienestar de las personas.
Referencias
https://hbr.org/2020/04/3-tips-to-avoid-wfh-burnout
Notebook sales surpass PCs for first time in US Archived 4 December 2008 at the Wayback Machine
“Gartner Says More than 1 Billion PCs In Use Worldwide and Headed to 2 Billion Units by 2014”. Retrieved 11 August 2015.
“Computers in use pass 1 billion mark: Gartner”. Reuters. Retrieved 11 August 2015.